En esta ocasión Paul Auster, en la misma línea que en otras de sus novelas (por ejemplo, Brooklyn Follies) y con un estilo deshilvanado, nos sumerge en una historia que contiene, a su vez, otras historias, pobladas por diversos personajes, cada cuál con su importancia. En éstas asistimos a la exploración de las distintas percepciones, reales e imaginarias, que intervienen en la construcción –o destrucción-, de cada ser humano, por impulso de sus actos, y por obra del azar o destino (también en las historias que entretejen Brooklyn Follies es significativa la intervención del azar que da lugar a la esperanza). En “El libro de las ilusiones” sobresale especialmente la forma en que, a través de los personajes de Hector Mann, director de cine de comedias mudas, y David Zimmer, escritor y traductor, se nos muestra el arte como catalizador de la propia vida. Si hay que ponerle un pero se encontraría en el hecho de que el estilo deshilvanado de Auster, en ocasiones, se queda en el camino.
hace 13 años