Kate Morton sigue siendo fiel a la fórmula que tanto éxito le está dando: personaje femenino que indaga en un secreteo de familia, lo que le lleva a descubrir los sucesos ocurridos en la niñez y juventud de su madre. Asimismo, tal como hizo en su anterior novela, vuelve a situar una buena parte de la obra en el Londres de la segunda guerra mundial. No obstante, a pesar de utilizar “los mimbres” ya conocidos por los lectores que le hemos seguido, consigue una gran historia, narrada con su prosa tan característica: tranquila, reposada, sin altibajos, pero de una forma tan fluida que te cautiva hasta el final de la novela. Para mí, sin duda alguna, Kate Morton se ha convertido en una autora a la que seguir.
hace 12 años