No es un libro que engancha. No tiene una trama trepidante que tienes que devorar rápidamente. No es el tipo de lectura al que estoy acostumbrada y entiendo que cueste y se haga larga para algunos lectores. Sin embargo, tiene algo que te acaricia el corazón, te acongoja y te lleva a reflexionar sobre las propias vivencias. Lo he leído a sorbitos lentos, como un buen vino que quieres disfrutar. Es increíble la capacidad de describir hasta el más mínimo detalle que te hace participar del momento como si estuvieras allí. Me ha gustado.
hace 2 años