Con El expreso de París, Emma Donoghue muestra su habilidad para convertir hechos históricos en ficción emocionante y repleta de intriga. La novela se inspira en un hecho real que dio la vuelta al mundo: el accidente ferroviario de la estación de París Montparnasse en 1895 , cuando un tren que partio de Granville atravesó la fachada y quedó colgando. La autora imagina qué ocurre durante el trayecto y crea un ambiente de tensión, humanidad y decisiones límites.
La protagonista, Mado, es una joven desencantada de la vida, cansada de las injusticias y del dolor que la rodea. Lleva consigo una bomba artesanal, y durante el viaje debatirá consigo misma sobre si hacerla explotar o no, ya que entre los pasajeros viajan políticos y autoridades a los que pretende arrebatar la vida en un acto de rebeldía, pero también viajan niños, mujeres embarazadas y hombres en busca de un trabajo y una vida digna. Ese dilema personal y moral genera una tensión constante a la historia, mostrando a una mujer que busca rebelarse ante un mundo que siente profundamente desigual.
Y, de hecho, esa desigualdad se describe al detalle desde el primer vagón hasta el último. Donoghue recrea muy bien la separación entre clases sociales dentro del tren: la elegancia y despreocupación de primera clase, la sobriedad de segunda y la pobreza evidente de la tercera, donde la gente apenas tiene espacio ni comodidades o alimentos y son los menos protegidos ante un accidente. A medida que avanza el recorrido, se va viendo cómo conviven y se enfrentan realidades totalmente opuestas dentro del mismo tren.
Uno de los aspectos interesantes del libro es que mezcla personajes ficticios con personajes reales de la época. Entre ellos están figuras fascinantes como Guillaume, conocido como el “padre del metro”. Alice Guy, pionera del cine y primera mujer en rodar un making-of, o los dueños de la tienda de fotografía Lévy, responsables de la icónica imagen del tren estrellado. Mado fue una mujer feminista y sufragista, pero no hay constancia de que llevara ninguna bomba. Al final del libro, la autora explica la historia verdadera detrás de cada uno, lo que añade aún más interés y contexto.
La escritura de Donoghue es fluida y directa. No divaga ni profundiza en hechos históricos, pero tampoco simplifica los aspectos humanos: muestra el miedo, la rabia, la esperanza y la frustración de sus personajes de manera cercana. El tren se convierte en un escenario perfecto para que todo se intensifique: decisiones que pueden cambiar una vida, encuentros inesperados y un viaje que es, en realidad, mucho más que un trayecto en tren.
El expreso de París es una novela que engancha, que emociona y que da ganas de seguir leyendo para saber qué pasará con cada uno de los pasajeros. Es historia, es aventura y también es una reflexión sobre el momento en que alguien decide decir basta.
Una lectura perfecta si te gustan los personajes con conflictos reales, los escenarios históricos bien ambientados, la rebeldía y lucha de clases y las decisiones que pueden cambiarlo todo. (Noemí Hernández, 10 de diciembre de 2025)
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