¿Qué harías si despertaras sin nombre, sin pasado… y con la certeza de haber sido asesinado?

Tras haber publicado varios escritos como aficionado en redes sociales, Antonio Fernández Costa, animado por el apoyo de sus amigos, se decidió finalmente a publicar su primera novela: Bajo la niebla. Lo primero que destaca de la obra es su portada, que presenta una inquietante fotografía de una silueta solitaria perdida en medio de la niebla. A ello se suma la sentida dedicatoria y el cariñoso prólogo de Estrella Sala, quien se ve recompensada con el honor de que uno de los personajes de la novela lleve su nombre.

La historia comienza de una manera impactante: "Vengo a denunciar mi asesinato", es lo último que recuerda un hombre antes de despertar en un hospital, atado de pies y manos, en una habitación sin ventanas. No tiene ningún recuerdo, no sabe quién es, ni cómo se llama, ni qué hace allí. Tampoco puede hablar. Este episodio angustioso es solo el principio de una nueva realidad misteriosa y desconcertante, que desafía la cordura del protagonista y de los demás personajes, en un mundo distópico asolado por una extraña niebla que cambiará para siempre la vida tal como la conocemos.

Gran parte de la novela está narrada en primera persona, a través de los pensamientos del protagonista, con un lenguaje preciso y vívido que nos introduce completamente en el ambiente asfixiante de la historia. El autor logra transmitir con fuerza toda la crudeza y el desasosiego de la lucha por la supervivencia, no solo de uno mismo, sino también de los seres queridos. A través de su narración, se perciben el miedo, la impotencia, la imprevisibilidad de los acontecimientos y, al mismo tiempo, la resiliencia y la fuerza vital necesarias para enfrentar las amenazas y recuperar el control de un mundo que parece desmoronarse.

Bajo la niebla es una historia inquietante y profundamente impactante, acompañada de ilustraciones a rotulador que refuerzan el tono del relato. Más allá de ser una ficción, creo que la novela se puede leer como una alegoría de la lucha contra el cáncer: del miedo a la enfermedad, de la dura batalla que implica, de la esperanza de la recuperación, de la importancia de la investigación, del apoyo familiar, y de la relevancia de la donación de células en algunos tipos de cáncer. A través de su mensaje, el autor nos insta a mantener el optimismo sin perder de vista la dureza de la lucha y las inevitables pérdidas que conlleva. (Inma Muñoz, 20 de noviembre de 2025)

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