Lo primero, debo destacar la capacidad del autor para escribir una novela de guerra sobre la batalla del Ebro totalmente original, no histórica, pero con un alto grado de verosimilitud. Aunque parezca increíble, todo es ficticio, desde el pueblo en el que se ambientan estos diez de combates -Castellets del Segre- hasta las unidades militares que intervienen, que se inspiran en unidades de combate reales, por ejemplo el Batallón “Jackson” será el Lincoln de las Brigadas Internacionales, el Ostrowski será el real Dumbrowski, el asalto y recuperación del cementerio por los requetés recuerda al asalto y cambio constante de manos de la cota 481 y así con otros muchos episodios e incidentes de la novela que recuerdan situaciones de la batalla pero que son inventados. Tanto es así que reconozco haber tenido dudas, sobre todo después de terminar con el “Apéndice” del final en donde cuenta más o menos qué fue de algunos supervivientes de la batalla, que se han convertido a esas alturas de la lectura en tan reales que yo como lector no he podido resistir la tentación de buscarlos en internet por si acaso. Lo segundo es reconocer la habilidad del autor para crear personajes con pocos rasgos, pero no ajenos al interés que deben tener en una novela de acción y aventuras como es esta. Y su capacidad estructural para alternarlos, combinarlos y hacerlos coincidir en diversas escaramuzas y enfrentamientos. Es cierto que están creados sobre ciertos clichés de personajes de la guerra: el militar profesional escéptico del bando republicano, la militante comunista a la que siembran serias dudas los acontecimientos de la batalla, el falangista ajeno a cualquier ideología, el oficial legionario militar profesional, los desagradables comisarios políticos, etc. Por último, hay que valorar que el escritor sea capaz de crear todo este microcosmos actuando en situaciones bélicas inspiradas en acontecimientos concretos de la batalla para conseguir crear una gran novela de aventuras y acción con el valor añadido de tocar claramente el tema de la Guerra Civil desde una posición ciertamente objetiva y conciliadora, en la que lo importante son los valores de humanidad y pacifismo por encima cualquier ideología.
hace 1 día