La obra es una de las contribuciones más importantes de los últimos años. Christie no se dedica aquí a plantear la posible abolición del sistema penal, sino a señalar un curso, a analizar un fenómeno real y concreto, como es la preocupante evolución del sistema penal estadounidense. Desde esta perspectiva y tratándose de un trabajo criminológico, puede decirse que este es un libro radicalmente crítico. Christie escribe en una época en que no solo la vieja izquierda francesa, sino todos, se callan frente a los gulags, porque la consigna es no pensar más allá de la racionalidad funcional para la perspectiva estructura burocrática y su intento es aún más insólito: Invita a pensar más allá.