Lo leí por primera vez hace muchos (muchísimos) años, en uno de esos veranos mediterráneos, a la hora de la siesta, tórrida, sin una brizna de aire, soñando con el frío siberiano. Muchos años después (como diría García Marquez ;-))), al ir en viaje de trabajo a Uzbekistán, y al regreso tuve que sobrevolar Siberia y el lago Baikal: era invierno, y casi creí ver a dos refugiados encima de un bloque de hielo, luchando x llegar a Irkutsk, y entregar una carta al hermano del Zar...
hace 13 años