Para los antiguos, el concepto de santidad estaba completamente desligado del terrenalidad. De hecho, etimológicamente, la palabra santo procede de agios, que es quien no tiene tierra. Pero la encarnación de Dios en hombre hizo que esa concepción cambiara por completo. La plenitud del amor ahonda en ese cambio de concepto, y nos presenta la santidad como plenitud del amor, como una relación íntima y personal con Dios. Santidad desde un punto de vista concreto y personal, y no como algo abstracto y conceptual. Un Alguien que me ama y a quien yo amo. Asimismo, los autores nos recordarán que todos podemos estar llamados a la santidad.