Un poco pesado, denso en algunas partes y muy entretenido en otras. Doy por buenas las motivaciones que el autor describe al final de la trilogía sobre el porqué de los pasajes destinados a los padres de la Iglesia cristiana y a la historia de la misión diplomática a China, aunque crea que interrumpen la trama principal y alargan el libro de forma innecesaria. Respecto a las descripciones sobre la vida en el Imperio Han, es muy interesante y quizá hubiera tenido cabida en un libro exclusivo para ella. ¿Y el rigor histórico? tampoco se pretende pues es una novela, pero es excesivamente recurrente la referencia a lo malísimo que era Adriano frente a un Trajano prácticamente santificado. En fin, me quedo con la trilogía de los Escipiones, frente a esta de los Ulpios-Aelios.
hace 6 años
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