Después de leer "El viejo y el mar", me había dado la impresión de que Hemingway era mejor como cuentista que como novelista. Esta novela me sacó de mi error. Hemingway expone con maestría su teoría del iceberg, presentándonos una prosa limpia y espartana, e involucrándonos en la historia mediante el uso de símbolos, sobreentendidos, diálogos maravillosamente vívidos, y descripciones memorables de pesca y corridas de toros, que normalmente detesto, pero me dio ganas de participar en ellas. Brett Ashley es uno de los personajes más fascinantes con los que me topado. Una femme fatal, pero de buen corazón, atravesada por deseos que no puede concretar, ya que el hombre del que se ha enamorado ha quedado impotente a causa de una herida de guerra. Profunda, sutil, compleja, esta novela me cautivó y me llenó de ganas de visitar España.
hace 8 años
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