Este libro se abre con dos dilemas, el de España y el de la Ilustración, la cuestión constitucional, la soberanía y la nación, por un lado, y por otro lado, un momento de aceleración del cambio estructural que duró más de cien años. La participación social en la atmósfera de Ilustración del siglo se expresó a través de la difusión de la cultura letrada, y de la elitista, del gusto, la hibridación cultural, la gestación de empresas que evidenciaban una creciente preocupación científica y en la formación cultural, aunque los vientos de Ilustración no necesariamente produjeron ilustrados. En este texto se analizan algunos problemas y procesos atendiendo a los cambios estructurales más relevantes del periodo, dando protagonismo en cada momento a los agentes que los impulsaron y participaron, así como a los diversos escenarios en que la trama cobraba protagonismo dentro de una historia global.