Lo he tenido que abandonar a la mitad. Distintas mujeres que sufren ante el machismo y la "superioridad" del hombre. Sin embargo, ningún personaje me conmueve ni llega a interesar lo que les pase, no tienen carisma. Se hace lento y aburrido. Además, tratándose de un libro feminista, hay algunos comentarios que pecan de racistas.

Muchos personajes y muchas historias se presentan en esta novela que censura la situación de las mujeres en un mundo machista. Puede parecer algo excesiva pero lo cierto es que es de dónde venimos y de un modo u otro aún sigue condicionando tanto a hombres como mujeres. A lo largo de su lectura es fácil sentirse identificada con muchas situaciones y sentimientos de los personajes ya sea por experiencia propia o por la de nuestras madres, abuelas, amigas.

Si bien es un retrato fiel de parte de la lucha de las mujeres por salirse del papel al que estaban circunscritas (hijas primero, esposas, madres, amas de casa, sin más aspiraciones), me ha costado a ratos bastante. Tal vez todas esas elucubraciones sobre literatura inglesa que me son tan ajenas me hacían distanciarme de la historia. La historia de Mira, de Clarissa, de todas ellas, no nos son extrañas. El papel de la mujer en el siglo XX ha sufrido un gran cambio, pero yo aún recuerdo a mi madre indignada porque no la dejaban abrir una cuenta bancaria a ella sola (sin su marido), y hablo de los años ochenta. Eso sí, se da una cuenta de que, aunque se ha recorrido un buen camino, quedan cosas, muchas cosas, por conseguir y mucho más camino por recorrer hasta llegar a la igualdad real entre hombres y mujeres. Especialmente el relato de la violación y posterior juicio ponen en evidencia que la actitud ha cambiado ante este tipo de agresiones. Hoy en día no imagino ni siquiera algo parecido.