Una novela de texturas, de formas, de colores. Escrita en un lenguaje sencillo, con capítulos cortos y una trama que atrapa desde la primera página y hacen que no se pueda soltar fácilmente. En algunos momentos me recuerda la forma de escribir de Sacheri. Si puedo criticar algo, siguiendo el principio de la pistola de Chéjov (de no colocar elementos que luego no se desarrollan), creo que hay algunas cosas que daban para más (el tema del galpón, el sobrino de Ibañez, no quiero dar muchos datos para quien no la haya leído). Es lo primero que leo de Mairal y no va a ser lo último, realmente me gustó mucho su forma de escribir.
hace 2 años