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QUE SE ACLAREN LOS DÍAS SALAMA, LUISA

Nota media 8,67 Muy bueno 3 votos 3 críticas

Resumen

Judit viaja desde Madrid hasta Jerusalén acompañada por su madre para estudiar en la Universidad Hebrea. Tras una breve estancia con una conocida de su familia, que guarda un traumático pasado, se instala en el campus universitario, donde hará amistad con Elior, su compañera de cuarto, y donde, por primera vez, podrá experimentar una cierta sensación de libertad fuera de la tutela de su madre. Mientras Judit va instalándose en esta nueva realidad, conoce a Avi, un espía sirio contratado por el Egis (Servicio General de Inteligencia egipcio), que se introduce paulatinamente en su vida y en la de su amiga Elior. El 5 de octubre de 1973, víspera del día de Kipur, el día del perdón, la relación entre el joven Estado de Israel y sus vecinos se complica de golpe. El 6 de octubre suenan las sirenas anunciando la guerra entre Israel y la Alianza de Egipto con Siria. El caos lo envuelve todo, trastocando las vidas de todos aquellos que hay a su alrededor, poniendo a prueba un coraje desconocido y las convicciones ciegas de cuantos ha conocido y de su propia familia.

3 críticas de los lectores

Que se aclaren los días es un título muy revelador para un libro que nos habla de la guerra. ¿Puede desear la población algo que no sea que se aclaren los días, que desaparezca el gris dando paso al azul del cielo y se aclare qué va a ser de sus vidas a partir del alto el fuego? Luisa Salama ha trazado un aventajado relato que tiene como epicentro la guerra entre Israel y la Alianza de Egipto con Siria que estalló el 5 de octubre de 1973, víspera del día de Kipur, el más importante para el judaísmo. El conflicto marcará las vidas de Judit, Elior, Avi, Ariel, Yael, Alain y Leah. Porque ellos son los protagonistas de esta novela donde se declara la guerra, esta lo arrasa todo y termina. Pero ellos tienen que seguir adelante y batallar con las consecuencias de un conflicto que algunos veían venir y a otros les pilló por sorpresa.
En general, los personajes de la novela son todos jóvenes. Rozan, por arriba o por abajo, la veintena y buscan una vida en libertad. Eso sí, cada uno tiene su manera de entender el concepto. Judit viaja hasta Jerusalén desde Madrid para estudiar en la Universidad Hebrea y se instala en su campus por obligación de su madre. Allí conoce a Avi, un espía sirio que trabaja para el Egis (Servicio General de Inteligencia egipcio) y a Elior, que terminará convirtiéndose en una buena amiga.
El 6 de octubre de 1973 las sirenas anuncian el caos y todo se trastoca poniendo a prueba a unos personajes esbozados apropiadamente. No obstante, la historia que Salama nos cuenta en esta novela comienza en octubre de 1972 con la llegada de Judit a Jerusalén. Desde el principio disfrutamos de una narración absolutamente envolvente, que nos traslada a las calles que pisan los personajes. Calles de olor a hierbabuena y especias y calles con olor a metralla cuando estalla la guerra.
Narrada en tercera persona y bajo una óptima tarea de documentación, Que se aclaren los días es una novela que aborda la libertad como motor para ir avanzando por sus páginas. Y alcanzar ese estado requiere una lucha para unos personajes sobre todo femeninos que quieren elegir por sí mismos a la persona con la que casarse y tener proyectos personales que no dependan ni de padres ni de esposos.
Entre costumbres, tradiciones, celebraciones en honor a los antepasados y una buena convivencia entre árabes, cristianos y judíos transcurre la primera parte de un relato bien estructurado. En total son 47 capítulos ágiles, fáciles de leer y atractivos para el lector interesado en las diferentes culturas y religiones. La segunda parte, en cambio, nos sitúa en un ambiente bélico entre la coalición de países árabes liderada por Egipto y Siria, que querían recuperar el Sinaí y los Altos del Golán, e Israel y que se prolongó desde el 6 y hasta finales de octubre de 1973. Aunque no es un texto donde abunde la introspección, Salama consigue ponernos en la piel de unos personajes variopintos. Están aquellos que no tienen miedo a la guerra, otros que se ponen muy nerviosos y otros, como Judit, que vierten en el texto reflexiones que no pasan de moda porque, lamentablemente, las guerras en pleno siglo XXI siguen vigentes. Judit se pregunta por qué antes de este conflicto bélico no era feliz si lo tenía todo; otros consideran que están desperdiciando su vida cuando tienen que ingresar en el ejército.
Y es que las prioridades cambian a raíz de que la coalición árabe lanzara un ataque en los territorios conquistados por Israel en la guerra de los Seis Días de 1967. A pesar de la dureza del relato, las relaciones personales ocupan buena parte de la historia. La amistad y el amor sirven de antídoto ante un clima hostil, pero también la solidaridad que en ocasiones se da entre enemigos. Que se aclaren los días es una novela histórica de personajes ficticios y de aventuras que merece la pena sobre todo porque nos muestra el lado humano de las dos partes de este conflicto.
En definitiva, una poderosa y cautivadora historia de amistad, amor y supervivencia en medio de la guerra. Una novela histórica que revela el lado humano en tiempos turbulentos. (Esther Martín, 29 de junio de 2023)

hace 9 meses
9

Una buena novela de amor en tiempos de guerra. Está muy bien porque los personajes se enamoran de formas diferentes, según lo esperado por sus costumbres y tradiciones familiares y culturales, pero también los hay que revolucionan la manera en la que se espera que piensen el amor. No todos buscan enamorarse, el matrimonio o formar una familia, pero al final se enamoran a su manera. Además, las escenas bélicas están muy bien construidas, me sobrecogió leerlas.

hace 9 meses
9

«La novela no se inventa, se observa», decía Fernán Caballero en 1849. En este caso, cabe decir que es un relato que no se lee, se vive. Los personajes salen del texto para convivir en su día a día con el lector, embriagándole con su magia y haciéndole partícipe de sus vivencias. En su compañía, nos transportan a un mundo, pletórico de emociones y sentimientos, que acaban con la monotonía y soledad. Una novela a la altura de las de Ana María Matute, o los relatos autobiográficos de Anaïs Nin. No solo describe el hecho histórico documentado, se trata de una narración que podría encuadrarse como novela de formación o aprendizaje (en alemán, Bildungsroman) al recrear a través de los ojos de los protagonistas y en una época concreta, el retrato de la sociedad que padece el desarrollo de los dramáticos acontecimientos, muy al estilo de Lo que el viento se llevó, el Tonio Kröger de Thomas Mann (su obra más leída) o, más recientemente, la saga de Celia de Elena Fortún. Sería interesante que, como las obras citadas, esta novela diera origen a una versión cinematográfica. Lo único desagradable de leerla es cuando se acaba y sentimos que nos abandonan sus personajes… Habrá que esperar al próximo libro de esta autora para reencontrarlos.

hace 9 meses