Es la segunda novela que leo de Fernanda Melchor tras "Temporada de huracanes". Admito que "Páradais" me ha gustado pero sin acercarse al excelente nivel de la primera. Esta obra, aunque mantiene gran parte de los símbolos de la autora: crudeza, velocidad, leguaje... prescinde de la estructura compleja y trabajada de "Temporada de huracanes" que, para mi, fue uno de sus puntos fuertes.
"Páradais" es quizás una puerta de entrada al universo de Fernanda Melchor. Quizás es buena idea leer "Páradais" y si te gusta o te llama la atención, dar el paso a "Temporada de huracanes". Porque una cosa está clara, si "Páradais" te resulta excesivamente violento, complejo o crudo, no deberías acercarte a "Temporada de huracanes", porque no lo vas a disfrutar.
(NO SIGAS LEYENDO SI NO QUIERES QUE TE DESTRIPE LA NOVELA).
De entre las virtudes de la obra, destacaría la forma en la que Fernanda ha conseguido que el lector sienta cierta empatía por el protagonista (porque yo definiría a Polo como tal). Gracias a que entendemos de dónde viene, cuáles son sus problemas, sus miserias, lo mal que lo ha tratado la vida... acabamos por desear, en parte, que consiga romper con sus cadenas y obtener la ansiada libertad, aunque sea a costa de la ilegalidad y aunque esté dispuesto a cometer las mayores vilezas de las que un ser humano es capaz, no ya en el crimen sobre el que se centra la novela, sino en el futuro como parte de una banda de sicarios ladrones de la que está dispuesto a formar parte. Se establece con él una relación de empatía-asco-desprecio muy curiosa. Cosa que no ocurre con otros personajes, que desprecias absolutamente, como es el caso de Franco.
Destacaría también la forma en la que cierra la obra. A lo largo del desarrollo se planifica un crimen, que finalmente se ejecuta en una página y media. Nos transmite fugacidad, la idea de que, llegado el momento, el acto más cruel e infame puede producirse en un instante, dejando marcadas a decenas de personas de por vida. Lo frágil de la vida, la facilidad de hacer el mal, el punto de no retorno, las influencias... Son aspectos sobre los que consigue que tu cerebro comience a reflexionar.
Por último, la otra gran reflexión que obtengo de esta lectura es la necesidad de SUEÑOS. Sin ellos, sin metas ilusionantes y verdaderamente alcanzables, no hay rumbo. Y si no hay rumbo nos convertimos en marionetas con las que otros pueden comenzar a jugar y manejarnos a su antojo. Este es el caso de Polo, el de Milton, incluso el de Franco, que abandonado por sus padres y despreciado por sus abuelos, queda a merced de la pornografía y el maltrato social al que es sometido por su obesidad, creando una bola de odio, machismo, obsesión sexual, degradación y vejación sin límite. Tampoco pretendo con ello dar a entender que cualquier criminal tiene un origen social o que debemos verlo como una víctima última de nuestros actos. No. Pero sí creo que una sociedad próspera, en la que cualquier persona pueda labrarse un futuro esperanzador con su esfuerzo, siempre será un lugar en el que se abone la paz y no la violencia.
hace 2 años
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