MARCOVALDO, O SEA LAS ESTACIONES EN LA CIUDAD, de Italo Calvino (Siruela, 2015) Por perseguir las mismas quimeras y por llevar la sombra del fracaso pegada a sus talones, Marcovaldo no desentona en el cuadro de soñadores estrellados de la historia del cine y la literatura. Porque quimera es buscar un pedacito de naturaleza en la gran ciudad, quimera es querer disfrutarlo y quimera es alimentar a la familia con lo poco o mucho que un medio prostituido ofrece. Cuando no es propiedad privada, la naturaleza está contaminada o es capaz de rebelarse contra uno de los pocos urbanitas que la admira. Ni Chaplin ni Don Quijote hubieran fracasado mejor que este paupérrimo obrero italiano. Italo Calvino (Cuba, 1923 - Italia, 1985) presenta a la ciudad y a la sociedad como carceleras de los sueños y como destructoras de la vida vegetal y animal, como las creadoras de un ambiente hostil donde Marcovaldo está condenado al batacazo. Marcovlado, por más que frunza el ceño o no salga de su asombro, es capaz de hacernos reír y de reflexionar sobre los presidios de cemento y hierro en los que nos hemos encerrado.
hace 9 años