Le sobran páginas (muchas), como suele ser habitual en la novela histórica, aunque no sé si ésta podría encasillarse en dicho estilo; no basta con tener un trasfondo histórico para considerarse como tal. El libro se deja leer con agrado, porque está muy bien escrito y su narrativa y tiempos es adecuada, pero no deja de ser un cuentecito (muy largo, eso sí), sin más; la historia que nos cuenta no da más de sí, redundando constantemente en la misma dinámica.
hace 1 semana