Lodz, Polonia. 1939. Ana y Ester son dos comadronas que se encuentran de golpe y porrazo con el horror nazi. Una vida cotidiana que se esfuma en un segundo y que se traslada a un gueto. Pero en aquellos años las cosas siempre podían ir a peor. Las dos acaban en Auschwitz intentando salvar del horror a los niños judíos.La gran mayoría eran arrancados de los brazos de sus madres y entregados a familias alemanas pero Ester no quiere rendirse así como así y empieza a tatuar a los niños el mismo código numérico que llevan sus madres en el antebrazo. Es una mínima esperanza de que cuando la pesadilla acabe, puedan reencontrarse. El problema es que, en Auschwitz, la esperanza siempre llevaba las de perder.