La chica del tren es la primera novela que la periodista británica Paula Hawkins (1972) publica con su nombre. Anteriormente escribió cuatro novelas románticas bajo un seudónimo, pero no tuvieron éxito. Evidentemente, el thriller psicológico es lo suyo porque el libro fue un suceso editorial en el 2015, y se espera el estreno de la película para septiembre de este año.
Me gusta mucho hacer la reseña de La chica del tren porque es de esos libros que uno no puede parar de leer, con los que se tiene la sensación de no poder leer lo suficientemente rápido. Y por eso mismo es una muy buena lectura para aquellos que no leen mucho o no suelen “engancharse” con un libro. Esta novela lleva al lector capítulo tras capítulo, dándole un poco de información pero generándole a su vez más dudas que certezas, provocando la necesidad de seguir leyendo para intentar conocer la verdad de la trama. Por esto, y porque la narración es ágil y sencilla, se lee muy rápido, a pesar de sus casi 500 páginas.
Rachel, la protagonista de La chica del tren, es una joven alcohólica, divorciada hace casi dos años, y que se ha quedado sin trabajo recientemente. Como no quiere que su amiga, con la que vive, y su familia, sepan que la echaron, decide tomarse todos los días el tren de las 8.04 como si fuese a trabajar. La separación fue un golpe tremendo para ella, sobre todo porque su exmarido (Tom) rehízo su vida y fue padre rápidamente. Anna es la mujer con la que vive Tom, en la casa que construyeron juntos.
Al tomarse el tren, Rachel pasa diariamente frente a la que era su vivienda, pero comienza a centrar su atención en una pareja vecina, y a imaginarse cómo sería esa maravillosa vida de los jóvenes enamorados, a los que ha llamado Jess y Jason. En estos viajes, y en su vida diaria, la bebida la acompaña y muchas veces no logra recordar qué hizo o qué dijo, lo que contribuye con el misterio de la trama.
Pero en un momento algo terrible sucede y Rachel queda involucrada. No puede alejarse ni de esos desconocidos que creyó que eran la pareja perfecta, ni de la familia de su exmarido. Ella sabe que hay algo que debe recordar, un suceso perdido en su memoria, ahogado en el alcohol y que debe recuperar.
Por último, puedo agregar que, más allá de la trama del libro, que mantiene al lector atrapado todo el tiempo, es muy interesante la estructura narrativa que colabora con el misterio, al dividir la narración en tres voces distintas -Rachel, Megan (Jess) y Anna- que cuentan fragmentos de la historia. A medida que estas tres miradas se entrelazan y complementan, van dejando al descubierto al lector, cada vez de manera más completa, lo sucedido.
hace 7 años
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