Un libro bien documentado, pero que da mucha pereza leer por haber introducido tantos párrafos de las letra y cartas, y leyes en romance. Si todos sabemos que son veraces por qué el autor no las eliminó o tradujo, teniendo en cuenta que es una novela, no un ensayo ni una Tesis doctoral. Este libro presenta a Isabel, con una ambición desmedida. De Fernando podríamos decir igual. Una mujer que a nada teme, y solo desea su poder. Una mujer con una vitalidad asombrosa, viajera impenitente. En Las Capitulaciones de Cervera, Castilla era de Isabel, para que no hubiera dudas. Y tuvieron que falsear una bula que era precisa por ser primos segundos, es decir consanguinidad. Tanto monta viene Antonio de Nebrija. En la conquista del Nuevo continente da consejos de benevolencia para los indígenas negros, que después aceptó como esclavos, y siempre se proclama como las Indias de la reina Isabel. En el Manifiesto de 1475 firmado por Juana de Castilla, hija y heredera del rey Enrique IV, más conocida como la Beltraneja por sus detractores. Un apodo despectivo de la época, perpetuado hasta hoy, que la calificaba de ilegítima, apuntando a Beltrán de la Cueva, noble y favorito de Enrique, como su verdadero padre. Este libro, muy interesante me ha dado a luz algunos acontecimientos, porque el resto era bien sabido. Me extraña que el autor no haga mención de lo encontrado en Harvard por la historiadora María Jesús Fuente.
hace 5 años