Una novela a la que todo calificativo se le queda corto. Es el más exagerado despliegue de sordidez, brutalidad, escatología y humor negro que he leído nunca, y seguramente la novela con la que más me he reído en la vida. No obstante, desde su sorprendente giro final se revela como sincera y humana. Te ríes una barbaridad con este Torrente escocés... pero no querrías estar en su pellejo ni en pintura. Recomiendo a ser posible leerla en versión original (yo no pude), para sumergirse más directamente en el muy particular habla de Edimburgo y su mundillo.
hace 3 años