La lectura de esta novela no fatiga, y al contrario, quisiera uno saber más de esta u otras historias parecidas Durante la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, Michael, un chaval de quince años, debido a una enfermedad conoce a Hanna, una revisora de tranvía mayor que él de la que se enamora. La relación se mantiene con una condición: para continuar viéndola, él debe leerle fragmentos de obras literarias antes de cada encuentro amoroso. Así transcurre su adolescencia, hasta que un día ella desaparece. El reencuentro entre la pareja se produce años más tarde, aunque esta vez tiene lugar en un tribunal. En que está sentada en el banquillo como acusada es Hanna y otras mujeres nazis, de haber permitido que la iglesia de un pueblo arda sin abrirla, pues tenían las llaves. Todas niegan esta acusación, y se refieren a las órdenes estrictas de sus jefes nazis. A partir de este momento, la novela da un giro espectacular y plantea las grandes incógnitas que han rodeado la vida de Michael. En el teórico desenlace, una vez que Michael –ya mayor- descubre el secreto de Hanna, se abren nuevas luces que parecen justificar internamente sus conductas. El autor nos devuelve la realidad como una bofetada a nuestros sentimientos, y los de la justicia. Y casi nos invita a participar en ellos. Esta no es una novela cualquiera, esta se introduce en nuestro ser, como si fuéramos culpables. Hay opiniones para todos los gustos, especialmente en el desarrollo último de la novela, el más doloroso y más angustioso.
hace 5 años
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