La intimista y emocionante novela El cuento de los veranos sin playa es la nueva publicación de la madrileña Esther Aparicio. Es una autora idealista y políticamente comprometida que aspira a vivir en un mundo “en el que la cultura sea el plato principal en el banquete de los pueblos”.
Dolo y su familia veraneaban cada año en El Quinto, un hotel de la localidad de Valsinmar, en alguna sierra interior de España. En ese pueblo pasó cuatro veranos memorables, indelebles, que, sin embargo, se ha prohibido recordar durante mucho tiempo. Ahora que su joven amante Roberto ha decidido escribir un libro, ella quiere regalarle una gran historia: la desaparición de Rosa, su gran amiga en Valsinmar.
La protagonista nos va a contar en primera persona cómo y cuando dejó de ser Dolo y pasó a ser Lola; el camino vital que ha transitado para llegar a ser la empoderada y segura de sí misma mujer madura que es ahora, desde la inocente adolescente que era el verano que desapareció Rosa. La narración va alternando la historia del pasado, que se vislumbra tormentosa desde las primeras páginas, con sus reflexiones y pensamientos, a la par que detalla su vida actual con Roberto. En un “Las mil y una noches” a la española, Lola va relatando, con trazos gruesos y muy pocas pistas, pinceladas de lo ocurrido entonces, manteniendo tanto a Roberto como al lector enganchados a ese anzuelo que nos preparó y mordimos. Va añadiendo, capítulo a capítulo, más y más tensión al hilo que nos sujeta. El final de cada capítulo es una pequeña trampa, un cebo mayor, que reaviva el interés. Toda esa energía se acumula, tensiona un resorte que hace que sientas, como lector, que la presa, el desenlace, debe estar a la altura de tanta expectación. Ya adelanto que lo está.
Esther Aparicio ha escrito una novela intimista, muy personal, cuidada y pensada al detalle, con una narrativa rica y elegante en la que la elección de las palabras se adivina meticulosa, esmerada. Tengo la impresión de que el carácter, las reflexiones, las opiniones políticas y sociales que expresa Lola tienen muchas pinceladas autobiográficas y creo que eso le añade una gran dosis de verdad al personaje. Lola, Roberto y el resto de personajes que tienen relevancia en la novela están tan claramente delimitados que surgen ante los ojos del lector inequívocos, concretos. Ha construido un misterio potente a través del cual nos lleva por la senda del sentimiento y la emoción. Un viaje al pasado para encontrar la verdad, la sanación; pero también un análisis del presente y el futuro, dónde las convicciones más férreas sobre el amor, la vulnerabilidad o la fortaleza se tendrán que revisar. (Inma Muñoz, 25 de enero de 2024)
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