El famoso creador de Mafalda nos ofrece siempre en sus libros la posibilidad de que riamos sin dejar de percibir una crítica sutil y aguda al estado de las cosas en el mundo.
El genial Quino aplica su talento y su mordaz sentido del humor al análisis de nuestro presente político y social, y la conclusión a la que llega ya se anticipa en el título. El humor sirve en este caso de herramiento para diseccionar el mundo que nos rodea, con dignidad y lucidez, y también, con la...
Mafalda se hace muchas preguntas, demasiadas preguntas que a menudo irritan y superan a los que la rodean. Nuestra pequeña indignada se cuestiona los temas universales y comparte sus reflexiones sobre el mundo. ¿Cómo va el planeta? es una de las preguntas que se plantea constantemente, y es que si u...
¿Quién decide lo que consideramos verdadero? ¿Quién da forma a la construcción de los hechos? Para Solnit, nos encontramos en medio de una guerra por el dominio de la narrativa, una batalla en la que los poderosos intentan aferrarse a sus antiguos privilegios, pudiendo justificar la violencia para d...
¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, preguntó la señora Winterson a su hija Jeanette cuando ella, recién cumplidos los dieciséis años, le confesó haberse enamorado de otra chica. Extraña pregunta, pero poco más podía esperarse de una mujer que había adoptado a una niña para hacer de ella un...
Muchedumbres aborregadas frente al televisor, señoras que buscan a Dios con prismáticos y no se dan cuenta de la belleza que las rodea, feligresas que se confiesan vía email, niñas confusas que les hacen preguntas comprometedoras a sus padres, trabajadores que se afanan en construir "la destrucción"...
Una extraordinaria colección de cuentos de la premio Nobel de Literatura.«Aprender a sobrevivir, a pesar de la cobardía y la cautela, de los sustos y la aprensión, no es lo mismo que ser desdichado. Y además es interesante.»En esta serie de historias entrelazadas, Munro recrea el vínculo entre dos m...
Carolina tenía siete años y vivía en un pueblo en el que nunca pasaba nada. El tiempo en La Sancha transcurría muy despacio, sobre todo en verano, por lo que los niños debían inventarse juegos para no aburrirse. Salvo durante la semana de la feria. Un año, Carolina llegó temprano, se subió al tren d...