Este libro plantea la tesis acerca de los retos que enfrentan las ciudades mexicanas para desempeñar un papel protagónico en el crecimiento, la gobernabilidad y el bienestar. Se sitúan a las ciudades como espacios de animación política en las que se tienen que resolver los dilemas de la integración y la cohesión social; debe hacerse real el ejercicio de la ciudadanía, y haber espacio para alojar nuevos patrones de la vida en sociedad, con nuevos referentes culturales. Se afirma incluso que las ciudades vuelven a tener el papel del que gozaron en el Medievo y el Renacimiento y que el mundo que viene es un mundo de textura global, tejido por ciudades más que por países.