Lo cogí de la biblioteca porque la historia sucede en Tenerife, pero una vez leído, y como tinerfeña que soy, me parece que sigue manteniendo prejuicios sobre los canarios que no son ciertos. Primero, no decimos todo el rato "mi niño" o "mi niña", y, algo que me por poco me ofende, no decimos "muyayo". Parece de chiste. Por otro lado, la protagonista, hacia el final de la historia, me exasperó con su egoísmo y sus manías sentimentales; le cogí bastante tirria. Y, por último, algo que destaco para bien, es que nos hable de los antepasados canarios, ya que, como bien menciona el libro, es un tema bastante desconocido para los de fuera y para los que somos de aquí.
hace 3 años