Durante quince años, todos los viernes Dželal Pljevljak se pone al volante de su coche, un mítico Volga M24, para recorrer los ciento dieciséis kilómetros que separan su casa en Split, en la costa dálmata, de Livno, Bosnia, para participar en la oración semanal de la mezquita. Un día, a principios d...