Sucede a veces. Un hombre sale de su casa un día de verano para participar en una comida campestre con barbacoa incluida, y lo que nos quedará de él al cabo de unas horas solo serán cenizas y astillas de hueso chamuscadas… La muerte no tiene casi nunca el buen gusto de avisar de su llegada, y en el caso de Adam Berendt ni siquiera se ha molestado en regalarle un final glorioso. Un accidente estúpido acaba con los proyectos, las dudas y las ilusiones de ese cincuentón que todos apreciaban en Salthill-on-Hudson, un pequeño pueblo a media hora de tren de Nueva York. Ahora, cuando de Adam solo queda su ausencia, los amigos y las amantes lo recuerdan para aprender a conocerse mejor, a convivir con el lado menos amable de sí mismos, y descubren por fin el secreto que cambió para siempre la vida de Adam cuando aún era un adolescente rebelde. Sensible, perspicaz y nunca previsible, con un sentido del humor que nos reconcilia con nuestros defectos y nos hace sentir más humanos, Oates dibuja en esta novela un espléndido retrato de la madurez, una edad incierta, a menudo insidiosa, en que los sentimientos y las emociones se perfilan a media luz, creando sombras extrañas en las paredes de la vida.