En 62/ modelo para armar nos encontramos con un Cortázar absolutamente transgresor. Transgrede la gramática, el estilo, el vocabulario inventando palabras, difuminando los personajes en una caótica armonía en los cuales hasta se confunde el sexo del narrador. Transgrede el argentino y el español, el voseo y el usted, el tú y el vos, narra en argentino, en castellano, en francés, en inglés, en italiano. Como lector has de buscarte la vida. Tampoco es lineal la trama, ni siquiera independiente, es un punto de vista distinto o complementario del capítulo 62 de su Rayuela. No es cardinal el lugar, discurre en París, en Londres, en Buenos Aires y cualquiera de estas ciudades puede acontecer lo referido en cualquiera de ella. Lo anecdótico acaecido en Londres bien podría en París o viceversa. Es una novela, tal vez, inexcusable en otro autor, que Cortázar reviste de esa singularidad tan inherente a su estilo humanamente surrealista que la hace única, llena de inigualable genialidad, como toda su obra. Nunca acontece lo que se espera, sin embargo… El hilo conductor avanza, retrocede, se detiene y vuelve a arrancar, para un lado o para otro, eso carece de importancia, lo esencial es la latente presencia de sus personajes difuminados entre el humo del tabaco y los efluvios de un generoso güisqui.
hace 11 años