En la línea de lo que comentan los compañeros, el protagonista la serie Carvalho es el propio detective, junto con la Barcelona de la transición, la gastronomía, las mujeres, etc. No se trata de una novela negra de grandes enigmas ni giros sorprendentes y, en muchas ocasiones, los casos, que tampoco son de una gran complejidad (a veces hasta cuesta entender la necesidad o el motivo del encargo), quedan casi en un segundo término y terminan resolviéndose por la vía deductiva. Por todo ello y, por supuesto, por una pluma bastante más fina, el autor queda bastante diferenciado de la producción actual del género.

Efectivamente, el personaje de Carvalho es la figura clave y esencial de la historia, auténtico protagonista más allá de la intriga o el caso por resolver. Personaje fascinante y muy atractivo, nos lleva de la mano de aquí a allá, ya sea degustando sus platos, seduciendo a sus amantes o resolviendo el misterio que se traiga entre manos, siempre menos interesante que el propio detective. La perspectiva histórica de la ciudad, los personajes y la época son realmente muy interesantes, y las esxasa pistas o pinceladas que nos va dando el autor sobre la vida pasada del detective son de lo más estimulantes, dejándonos con ganas de conocer más sobre él.

Aunque la historia en sí es bastante sencilla, tanto la caracterización de su personaje protagonista como los ambientes en los que se mueve me ha parecido impecable, digna del mejor género negro. Por otra parte, resulta muy interesante, desde un punto de vista actual, la recreación de la España de la Transición, de una forma totalmente desmitificada precisamente por ser contemporánea de esa década y con los años (y sus modos y maneras) del franquismo aún demasiado cercanos. La verdad es su protagonista es el mejor reclamo para continuar la lectura de sus aventuras. No es estrictamente un personaje simpático o encantador, pero resulta muy atractivo por su radical escepticismo y por una biografía que se adivina llena de interés.