«No llames a casa», una novela sobre el chantaje

El escritor Carlos Zanón, autor de la novela negra «No llames a casa» (RBA), que ha tenido tres ediciones en unos meses y será llevada al cine por Daniel Calparsoro, ha dicho a Efe sobre el argumento de su libro que «en el fondo, todos somos chantajistas».

«El chantaje es una especie de acuerdo; te evitas un mal mayor pagando» y en la vida cotidiana también se dan estas transacciones aunque no lleguen a expresarse, del tipo: «Si te soy fiel, te quedas conmigo», según el autor, quien también ha ejemplificado con la política: «Nunca está claro hasta dónde llega la negociación y dónde empieza el chantaje».

En «No llames a casa» un trío de desgraciados inventa un sistema para dejar de dormir en los parques y en los cajeros automáticos: siguen a los clientes de las casas de citas, anotan las matrículas de sus coches y los chantajean.

Un comisario de policía, según ha confesado Zanón, le hizo saber que ese sistema no había sido puesto en práctica, con lo que ahora bromea con Calparsoro ante la eventualidad de aplicarlo si no encuentran financiación para rodar la película.

Lo de ese comisario lo supo el escritor a través de su colega Lorenzo Silva, quien le ha presentado en un club de lectores de Sevilla y quien afirma que Carlos Zanón es «el Jim Thompson español».

Zanón dice que Thompson es «un autor grandioso» y que le entusiasman sus personajes «perdedores y chapuceros».

Sobre sus propios personajes ha señalado que para transformar a un manso en bravo «no hay que dejarle escapatoria, porque sólo tiene la opción de tirar para adelante; cuando alguien no tiene nada que perder puede hacer cualquier cosa».

Pese al éxito de «No llames a casa», Zanón ha asegurado que no existe una fórmula para lograrlo, y que el método que se aplica es «intentar escribir lo que me gustaría encontrar en las librerías; que no haya un solo personaje, y que todos resulten creíbles, y que la novela no tenga un desarrollo lineal».

También desecha las «situaciones inverosímiles» y esos personajes «malos que son muy malos, o las prostitutas con buen corazón» porque «la vida es bastante más compleja; y no hay buenos y malos, ni en la vida ni en las novelas».

Poeta, guionista y crítico, además de novelista, Zanón ha asegurado que, al escribir, cuando cambia de género no cambia de registro: «Aunque la novela y la poesía son envases distintos, siempre utilizo imágenes visuales, e intento que cada capítulo sea intenso como son los poemas, por eso mis capítulos son cortos y casi independientes entre sí».

Sobre si ha conocido a los personajes de su novela en la vida real, ha contestado: «Afortunadamente, no», mientras que de la relación con su ciudad, Barcelona, dice que no es «excesivamente cariñosa» porque es una urbe «dura, inhóspita y poco hospitalaria».

«Soy de un barrio de las afueras, y mis abuelas cuando iban al centro decían que iban a Barcelona, por eso en la novela no retrato los barrios típicos de otros escritores», ha señalado.

Para Zanón, la novela negra es «la novela costumbrista de hoy», un género que ha generado muchos subgéneros, que trasciende «cualquier tipo de moda» y que «permite hablar de lo cotidiano de la manera más directa».

Sevilla, 13 may (Alfredo Valenzuela / EFE)

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