Manuel Moya revive las ilusiones perdidas de la Revolución de los Claveles

En un momento en que la revolución árabe se extiende y en España multitud de personas rechazan en la calle el actual sistema político, el escritor onubense Manuel Moya revive en su última novela las esperanzas rotas tras la Revolución de los Claveles.

«Las cenizas de abril» (Alianza) es un retrato de la Revolución de los Claveles a través de la historia de cuatro portugueses cuyas vidas experimentan un cambio radical tras los hechos del 25 de abril.

«Las revoluciones siempre generan esperanza cuando cambia la retórica del poder. Sin embargo, después suelen crear frustración porque normalmente todas estas esperanzas no se cumplen», explica el escritor en una entrevista a EFE.

De ahí viene el título del libro, «Las cenizas de abril», refiriéndose a «las migajas que quedan de todo movimiento social una vez pasa el tiempo».

La novela empezó a gestarse hace tres años cuando apenas se intuían las revoluciones árabes de Túnez, Egipto, Siria y Libia, y pocos se imaginaban la madrileña Puerta del Sol llena de acampados que protestaban contra el sistema político actual y los efectos de una crisis económica que justo se empezaba a intuir.

«Hay cosas que están en el aire. Y aunque apenas hubiera empezado la crisis, la gente se temía algo. Muchas veces la literatura se avanza a la historia y yo tuve una intuición. En todo caso, el libro demuestra que la historia se repite», señala Moya, crítico con el sistema capitalista y esperanzado con esta ola de revoluciones.

La fecha, el 25 de abril, y el lugar, Portugal, no son fruto de la casualidad. Para el escritor, la revolución de los claveles es «la última revolución» donde aun existe cierto equilibrio entre capitalismo y comunismo. Un equilibrio que, en su opinión, se rompería años más tarde con la caída del muro de Berlín y del bloque soviético.

Sin embargo, la novela huye del género histórico y es, básicamente, la historia de cuatro personajes cuyas vidas se van desgranando a lo largo de las páginas.

«Esta es una novela de personajes donde lo que realmente importa es el peso psicológico de ellos. Me he querido centrar en la reacción de los personajes y como afrontan este cambio de paradigma y el deterioro de un régimen», asegura Moya.

A lo largo de la lectura, las vivencias de los cuatro protagonistas, Sophia, Fernando, Iridio de Andrade y el narrador, se van cruzando en diferentes momentos para construir un retrato de las esperanzas y los miedos de los portugueses durante la Revolución de los Claveles.

Cuatro personajes trabajados a conciencia para convertirlos en un reflejo de las contradicciones y la fragilidad humana: Sophia es una revolucionaria que procede de las clases afines al régimen, Fernando refleja el arquetipo de luchador idealista y el inspector Iridio de Andrade recoge la vertiente más represiva del régimen.

Manuel Moya guarda especial cariño a este personaje, a quien los giros que da la vida lo han convertido en una persona muy diferente a la que aspiraba ser: «Iridio es una persona que oficia en el infierno pero que, a pesar de su maldad, tiene debilidades, es humano y ayuda a los demás. Quería ser poeta pero la vida lo ha descendido al infierno».

Aunque el autor se declara poeta de profesión -se esconde tras los versos desgarrados de la prostituta Violeta C. Rangel-, Moya ha llegado a un momento de su vida en la que prefiere escribir en prosa.

«En la juventud y en la vejez, la poesía te sirve para explorar el mundo y la muerte. Pero ahora, la prosa me ayuda a explicar mi manera de ver el mundo», explica.

«Las cenizas de abril» ganó el premio Fernando Quiñones, galardón que satisface especialmente a su escritor que mantuvo una relación epistolar con Quiñones durante los últimos años de su vida.

Barcelona, 25 ago (EFE)

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