Almudena de Arteaga recrea en «Capricho» la intriga sobre la «maja desnuda» de Goya

La escritora Almudena de Arteaga narra en «Capricho«, su última novela histórica, una crónica social del Madrid de la época de Goya, que recrea con la «voz» de las «tres musas» del pintor aragonés y gira alrededor de la intriga de la desaparición de la «maja desnuda».

Una obra que ha merecido el Premio Azorín de Novela 2012 y con la que la escritora madrileña, ha explicado en una entrevista con Efe, ha querido celebrar el segundo centenario de la Constitución de «La Pepa» de manera diferente a todo lo publicado hasta el momento y sin enfocar hacia la política.

Y como Goya fue el «mejor cronista» de aquella época, De Arteaga ha hecho que su figura estuviera «latente» en la novela, pero sin tener todo el protagonismo, que ha reservado para las «tres musas» del artista aragonés, la condesa de Chinchón, Cayetana de Alba y la duquesa de Osuna.

La duquesa de Osuna, la más desconocida de las tres, es la «voz» de la historia que se «teje» en torno a la sociedad del Madrid de principios del siglo XIX y a la intriga que corría «por los mentideros» sobre el cuadro «perdido» de «la maja desnuda», que obsesionaba a Manuel Godoy, el primer ministro de Carlos IV.

Nadie vio esa pintura durante muchos años pero se sabía que existía y que la había pintado Goya, además de que retrataba vello púbico, algo «tremendamente obsceno» y perseguido por la Inquisición, ha señalado De Arteaga.

«¿Es esa la cara verdadera de la mujer que posó? o ¿el cuerpo pertenece a una y la cara pertenece a otra?», se ha preguntado la novelista, quien ha explicado que ese es el elemento de intriga del libro y sobre el que se ha documentado.

Para De Arteaga, nacida en Madrid en 1967, «Capricho», publicada en abril por la Editorial Planeta, es su novela histórica número quince, un listado que comenzó en 1997 cuando le propusieron escribir sobre la princesa de Éboli y tras la cual, debido al gran éxito obtenido, se decidió a abandonar la abogacía, a «colgar» la toga, y a dedicarse a la literatura.

Fue una «apuesta difícil», pero «bonita», ha confesado, al tiempo que ha destacado que sus obras siempre han estado enfocadas hacia la mujer, que «se merecen su espacio en la historia» y que han estado «bastante relegadas».

Así, ha explicado que convierte a las mujeres en la «voz» de prácticamente todas sus novelas, que en el caso de «La vida privada del emperador Carlos V» fue su hermana Leonor y en el de la última, «Capricho», es la duquesa de Osuna.

Una mujer ilustrada e inteligente, cualidades que, según De Arteaga, admiraba Goya, del que fue la principal mecenas en los años en que transcurre la novela, demostrando «derroche y creatividad», y cuyo jardín ha dado título al libro.

Además de esta duquesa, las otras dos «musas» que «adoraba» Goya y que aparecen en el relato son la condesa de Chinchón, que representa la dulzura y, al mismo tiempo, la melancolía, e «indudablemente» Cayetana de Alba, la seducción.

De Goya ha descubierto, al documentarse para la novela y observar su arte, que en sus pinceladas reflejaba «el odio o el amor que tenía hacia una mujer o hacia otra», porque admiraba a cierto tipo de ellas pero a otras no las soportaba, ha precisado la autora.

En «Capricho» todos los personajes son reales, excepto una sombrerera exiliada de la Revolución Francesa, y no sólo aparecen duquesas, condesas y el maestro sino también pasteleros o relojeros, que forman parte de la crónica social de la época que ha realizado la escritora.

De Arteaga ha publicado, además de novelas históricas, varios ensayos para «quitarse la espinita» de los historiadores que le recriminan que olvida lugares o fechas.

En este sentido, ha reconocido que hay cuestiones que rompen el «ritmo» de la novela y de las que se puede prescindir porque aburren al lector, al tiempo que ha añadido que los grandes historiadores son su fuente y los menciona al final de sus libros.

De Arteaga afirma que busca en sus novelas aportar «una gota de agua, enseñar algo a alguien, de una manera muy amena y que no se de cuenta de que está estudiando historia».

Sobre su próxima obra, De Arteaga ha dudado entre volver al Renacimiento o a la Guerra Civil, al disponer de cartas de amor de unos jóvenes de ambos bandos.

Zaragoza, 19 may (Amanda G. Miranda / EFE)

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