Ginés Sánchez, IX Premio Tusquets de Novela por «Los gatos pardos»

Ginés Sánchez, IX Premio Tusquets de Novela por "Los gatos pardos"

El autor murciano Ginés Sánchez ha ganado el IX Premio Tusquets Editores de Novela 2013 por la novela «Los gatos pardos».

Nacido en Murcia en 1967, Sánchez se había presentado al certamen bajo el seudónimo de Lungri el Cojo y es autor de una primera novela, «Lobisón».

El jurado del premio ha valorado «el vigor narrativo de tres historias contundentes que se entrecruzan en una misma noche de verano, contadas con credibilidad y vértigo crecientes, y que hablan, en medio de bandas y ajustes de cuentas, de fiestas y apuestas al límite, de las ansias de una joven adolescente por dejar de serlo y alejarse del modelo de su madre».

Ginés Sánchez ha confesado hoy, tras anunciarse el fallo, que «no pensaba ganar» el premio al considerar que su novela no es fácil, ya que está poblada de «unos personajes que extraen toda su condición humana y el resultado final es una flor monstruosa».

Define el escritor murciano a sus personajes como «verdaderos huracanes», «personajes malos, retorcidos, que siendo malos son humanos».

En ningún caso Sánchez quiso que estuvieran contenidos: «decidí soltarlos y que llegasen a donde tuviesen que llegar», mientras el título hace referencia precisamente a esos «gatos de la noche».

Construye el autor una historia de tres personajes que acaban entrelazándose: Jacinto, un guardaespaldas y sicario mexicano que una noche debe saldar cuentas para su jefe; María, una joven de 15 años que esa noche sale con sus amigos para probar experiencias nuevas; y Ginés, vecino de la anterior y que conoce al primero.

Sánchez ha justificado la ubicación de la novela en San Javier, en su Murcia natal, porque «es una geografía que tengo a mano y además hacía tiempo que tenía ganas de situar una historia en ese lugar».

El jurado del premio, presidido por el escritor Juan Marsé, estaba integrado además por Almudena Grandes, Juan Gabriel Vásquez, el editor Juan Cerezo y la autora Betina González, ganadora de la anterior convocatoria.

En nombre del jurado, Almudena Grandes ha subrayado que «los lugares son intercambiables hasta cierto punto, que la historia de la novela suceda en Murcia tiene sentido, porque es la constatación de la globalización de la violencia, del tráfico de drogas, de una mafia internacional, y que pase en una pequeña ciudad le da más fuerza, lo hace menos previsible y da mucho más miedo».

No se encuentra cómodo Ginés Sánchez en el encasillamiento de su novela -«a mí, los ismos me ponen nervioso, y no creo que sea de género»-, pero admite que alguno de estos personajes se podrían encontrar en la novela negra de psicópatas, aunque «la manera de narrarlos es diferente».

Acaso, busca el autor murciano algunos paralelismos con el cine: «La primera parte de la novela es como si fuera una película del oeste, pero con teléfonos móviles».

«Cada uno de los tres personajes narra su propia historia, aunque he tratado que las voces sean desde tiempos y puntos de vista distintos», añade el autor.

Incluso se ha preocupado de que cada personaje tenga sus modismos lingüísticos.

Almudena Grandes considera que el jurado ha premiado «el mejor libro de los presentados» y además con el galardón «se consolida a un escritor valioso».

En opinión de Grandes, la novela tiene la virtud de situarse en los márgenes de la sociedad, al filo de la vida y la muerte, y la escritura consigue transmitir esa misma intensidad, ese mismo peligro, hasta el punto de que «el lector siente esa especie de abismo que empuja a los personajes».

La novela no se instala en la superficialidad, ni en una exaltación trivial de la violencia, sino que las experiencias de los personajes tienen un sentido, no hay nada gratuito, asegura la escritora y miembro del jurado.

Ginés Sánchez ha comentado que su novela supera la dicotomía de buenos y malos: «Creo que es una evolución lógica, porque los propios lectores o los espectadores de series televisivas han evolucionado y ya no se quedan con esa dualidad de blanco y negro, y llegamos a los tonos grises».

Barcelona, 1 oct (EFE)

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