Novela de aventuras que aborda el tema del mito al que hace referencia el título de la obra. El supuesto tesoro escondido del rey Salomón fue un mito muy presente en el imaginario colectivo de la sociedad perteneciente a la Baja Edad Media y Edad Moderna, tanto es así que hasta Cristóbal Colón, almirante de la Mar Océana, buscaba esas minas cuando arribó a las costas del continente americano donde hasta entonces ningún europeo había posado su pie.
Ahondando ahora sí en la exégesis, resulta curioso que aunque la novela sitúe la acción en África sí que podamos observar ciertas reminiscencias de la cultura azteca, o quizás no las hay pero yo las he creído ver fruto de mi manía por buscar todo el sistema de influencias que ayudan a un autor a escribir. En cualquier caso, me sorprendió gratamente la inclusión de esta temática precolombina porque creo que la intercalación de elementos endémicos de la cultura azteca en particular dan (y debería explotarse más este tema) mucho juego en la literatura y el cine. No ahondo más en esto para no destripar momentos álgidos de la novela; y vemos también un cruce de culturas entre la tribal africana y la británica europea, con todas las implicaciones que ello conlleva y que supone el segundo tema principal de la novela, casi más importante que la búsqueda de un tesoro, y que es un tema muy sugerente que siempre despierta la atención del lector.
En el otro lado de la balanza, no me ha gustado el exceso de idealización con el que se resuelven las peripecias que le suceden a los protagonistas, hablo de esos pequeños desenlaces que recorren la historia, pues me han parecido simplistas y muy del estilo narrativo juvenil. Luego, ya como curiosidad me gustaría decir que ciertos pasajes de la obra me han recordado muy mucho a otros de Indiana Jones o La momia, así que a quienes les gustaron estas pelis le recomiendo la obrita, que se lee rápido, son apenas 260 páginas.
hace 1 año
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