Como gran aficionada al género de terror y de misterio devoré la primera mitad del libro ansiando adentrarme en aquel maldito pasillo y observando todos los cambios que iban sufriendo los personajes. Más allá de eso, aunque creo(insisto, creo) haber entendido parte de las intenciones que se querían plasmar, he terminado sintiendo que a veces había algo de batiburrillo de "trasfondos", que hacen que no puedas considerarlo del todo como una novela de terror/misterio y eso puede llevar a error a mucha gente,debido a que se le ha dado mucha publicidad en esa línea. Personalmente me hubiera ahorrado algo de papel en "las páginas locas"(el que lo haya leído lo entenderá), que si bien tienen su función, ésta se sobreentiende sin alargarlo tanto, es mi humilde opinión. Curiosamente, un tiempo después de haber leído el libro, lo primero que me viene a la mente al recordarlo es el abismo, el vacío, la negrura, la sensación de imposibilidad de retorno (¿un poco referenciando a Nietzche?), por lo que me sorprende reconocer que supongo me caló más de lo esperado. Todo ésto, combinado con lo desesperante que se me hizo leerlo de mitad en adelante, hace que el "regusto" final sea un poco de locura. Comprendo que la mezcla experimental le haya dado fama y aunque probablemente yo no volvería a releerlo, no le diría a nadie que es una basura y que no se moleste en leerlo, eso sí, no como una simple historia de terror/misterio.

Uff, hacía mucho que no leía algo tan tedioso. Sin historia, sin emoción y sin aportar nada literariamente. Original, eso sí.

Como dicen por ahí, se trata de una "experiencia literaria", para lo bueno y para lo malo. El formato es novedoso, el juego de narradores agiliza la lectura y el envoltorio de documento es curioso. Sin embargo, a medida que avanza el libro la lectura se hace un poco tediosa, la historia flojea (historia que, por cierto, no es gran cosa) y hacia el final ya tienes ganas de que acabe todo.

Buena intención, pero se le ve el cartón.-- Esta novela de misterio/terror, con trasfondo filosófico y sentimental (la familia, siempre la familia), supone un buen intento de incorporar las técnicas narrativas más tradicionales al mundo fragmentario de hoy. Pero se queda en un buen intento (ni más ni menos) porque, otra vez, tanta experimentación acaba dificultando el disfrute de lo más importante: la historia. Durante la primera mitad del libro, aproximadamente, el misterio y las sorpresas están dosificadas bastante bien y el juego de los diferentes narradores mantiene la tensión. Sin embargo, después la mecánica que propone el autor se hace artificiosa, frena los acontecimientos y comienza a exasperar al lector realmente interesado en la trama y en los personajes. Las digresiones y los espejos, las referencias fantasma, los múltiples planos de lectura y algunas bromas de trazo grueso provocan una notable caída del interés. La lectura merece la pena (o al menos merece un intento concienzudo) por la original estructura narrativa y por algunos sobresaltos que se lleva uno cuando menos se lo espera. Lástima que no hayan obligado al señor Danielewski a recortar su “máquina” unas doscientas páginas. El efecto habría sido muy similar y todos habríamos agradecido la mayor fluidez narrativa.

Novela original y llena de recursos literarios. La oscuridad toma un protagonismo esencial. Muy recomendable para saborear y leer con calma y disciplina.