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EL SECRETO DEL BOSQUE DE LOS SUEÑOS JIMÉNEZ ROQUE, ROSARIO

Nota media 7 Muy bueno 1 voto 1 críticas

Resumen

El último de una orden de orgullosos guerreros, una maga recién salida de la academia, un príncipe que no es lo que parece y una guía que no dice todo lo que sabe. Son algunos de los componentes de El secreto del bosque de los sueños, una novela de fantasía que mantiene en vilo al lector de inicio a fin. En un mundo donde la magia es tabú, Manyou, una joven maga recién salida de la academia, se verá envuelta en los problemas políticos de una de las ciudades más importantes del continente cuando Jorad, un guerrero que desconfía de la magia, la enrede para que lo ayude a él y a un grupo de rebeldes a rescatar al príncipe perdido de Eren Joo. Traicionados y perseguidos, todo se complicará cuando descubran que se han metido sin querer en un juego de poder donde no son más que simples peones.

1 críticas de los lectores

7

– GUSTARÁ: A los amantes de la fantasía menos épica y grandilocuente y más cercana a un road trip iniciático de personajes contrapuestos y conspiraciones que superan a sus aún imberbes actores. Gustará a los lectores juveniles y adolescentes con tendencias a la búsqueda de obras con amplias extensiones de diálogos y fluyente narrativa. También está indicado a quienes buscan la evasión mediante las letras de la ficción con alguna pequeña actualización de ideas siembre bienvenidas en el género. – NO GUSTARÁ: A los detractores de la novela fantástica y de la ficción más adolescente y, alocada en ocasiones, con trazas humorísticas y efervescentes cambios de parecer fruto de esta etapa vital. Tampoco será del interés de aquellos seguidores de la novela fantástica de alta cuna, más compleja, entramada y laberíntica. Aquí debemos recordar que estamos más cerca de la literatura de Laura Gallego o de las obras de Las crónicas de Narnia o de Eragon que de El señor de los anillos, de los extensos volúmenes de la Dragonlance o de las obras de William Goldman, Brandon Sanderson o Patrick Rothfuss. Por el tono empleado, comparativamente, estamos jugando en la liga de los primeros libros de Harry Potter y no de los últimos de la saga donde el proceso creativo se volvió descaradamente hacia un público más adulto. – LA FRASE: “La magia en los magos era como la sangre de cualquier ser vivo. No podía dejar de fluir. En Taj Mahal aprendían a controlar sus poderes y a emplearlos solo cuando necesitasen de ellos, sin embargo, un hechicero no podía permanecer demasiado tiempo sin usar la magia o perdían el control de esta sin remedio. Como la anciana que vivía en el subsuelo, consumida por su don, que era incapaz de no estar leyendo manos. Para un mago la magia era como la sangre al fluir por las venas, y si no tenían cuidado podía convertirse en el aire que necesitaban para vivir”. – RESEÑA: Antes de 1997 con la irrupción de la obra magna de J.K Rowling, Harry Potter, el prototipo de mago que fluía en el imaginario colectivo era mayoritariamente varón y anciano, con la fisonomía arquetípica del Gandalf, Saruman o Radagast de El señor de los anillos. A partir de Harry Potter se abrió un camino multidisciplinar en las artes mágicas donde la edad y el género se disolvían en favor de las cualidades del sujeto y no de su experiencia o sexo. Tiempos nuevos para nuevos ideales. Lógicamente el movimiento feminista e igualitario ha consolidado este escenario. Solamente tenemos que observar la evolución del personaje de Hermione Granger en la saga literaria. La que en un principio era una secundaria de lujo, escudera del héroe principal llamado a salvar el mundo mágico del tenebroso Señor Oscuro y sus acólitos mortífagos, se iría transformando en una pieza fundamental en la narración. Hermione parte siendo la listilla y empollona de la casa Griffindor para, progresivamente, entrar en una etapa de madurez estratégica y ser pieza fundamental en la derrota del mal que siempre acecha Hogwarts. A su favor el doble esfuerzo que tiene que realizar para equipararse a sus compañeros siendo una “sangresucia“, (claro guiño de la autora a la dificultad en la lucha de género que tiene la protagonista para hacerse un hueco entre la élite mágica). Tradicionalmente e históricamente, la visión masculina en la literatura fantástica y de ciencia ficción ha puesto su sello innegable al haber cultivado un género estadísticamente de mayoría varonil. El protagonismo masculino ha sido evidente no solo por factores puramente de género, sino por razones de lógica narrativa interna. Personajes como Conan, Paul Atreides o Frodo Bolsón en el enclave en el que son representados tendrían muy complicado un cambio de género. En cambio Wonder Woman, Juana de Arco o Lara Croft son excepciones a la regla que funcionan en sintonía con el curriculum aportado en sus respectivas historias. Si la pintura es de una sociedad patriarcal, reglamentada en la guerra, la fortaleza física y la violencia donde el papel femenino es puramente de estrategia y logística de mantenimiento de las labores caseras, alimenticias y reproductivas, podemos concluir que, contextualmente, siempre ha sido de menor entidad. Flaco favor le haríamos a la ficción literaria si introdujéramos elementos que distorsionan la lógica interna del relato por igualar los géneros sin lógica narrativa. Eso sí, a medida que los caminos evolutivos han ido confluyendo hacia la estrategia intelectual y menos hacia la batalla directa, los personajes femeninos han podido abrir la vereda de su destino con creciente influencia referencial. También, y esto no es culpa de la lógica histórica y fisiológica de cada sexo, en multitud de ocasiones la mujer ha sido infravalorada en numerosos ámbitos supeditándola a la sumisión de sus responsabilidades. El efecto Adán y Eva hiere todavía la conciencia de nuestra civilización, esto unido a las vejaciones religiosas y folclóricas tradicionales han ocasionado que quede relegada a papeles secundarios. El pecado original femenino es difícil de erradicar del acervo cultural. Sin irnos muy lejos, tenemos el ejemplo de Disney y, principalmente, de las fuentes directas en las que están basados sus relatos: Andersen, Hermanos Grimm, Perrault, etc. Tenemos los ejemplos de la bruja de Blancanieves, de Maléfica o de Úrsula como villanas de la peor calaña. Mientras que a Jafar se le da un tinte un poco más cómico, a las tres anteriores se las caracteriza con la negrura personificada. Al otro lado tenemos a Merlín, también de Disney, que es un bonachón y un mago buenazo (alejado de la figura literaria del mito de Camelot). En el mundo fantástico hay que ser un hada de refinadas maneras para ser bondadosa, como en el caso de Campanilla en Peter Pan, de el hada madrina en Cenicienta o de Fauna, Flora y Primavera en La bella durmiente, pero no maga. En resumen, mientras que los magos han encarnado tradicionalmente el conocimiento, la reflexión y el saber, las brujas han detentado el honor de ser la maldad primigenia, el pecado en forma de súcubo… traicioneras, engañosas, comeniños, vengativas y crueles con los más débiles. Ahí tenemos a la chiflada Bellatrix, a la antropófaga bruja de Hansel y Gretel, a las torturadoras brujas de Zurragamurdi, a las míticas de Salem, a las pérfidas de Eastwick o a la esquiva de Blair. En El retorno de las brujas, Angélica Houston encarnaba a una aterradora y despiadada bruja sátrapa sin su máscara humana (siendo seguramente una de las escenas más inquietantes del cine juvenil de los años noventa). Por otro lado y, haciendo contrapeso a este aquelarre maléfico, siempre contaremos con las bienintencionadas, candorosas, pero con brioso carácter: Mary Poppins y Miss Price de La bruja novata. La tradición siempre ha hablado de magos y brujas (y no de magos y magas) como el yin y el jang, pasando del conocimiento de los primeros a la malignidad que se les presupone a las segundas. Puede que haya llegado el momento de purgar el estigma del personaje y hablar de magos y magos en igualdad de condiciones, buenos y malos según corresponda, pero no cargando la culpa siempre a las pérfidas mujeres. (A tenor de lo anterior muy recomendable la película The Witch, Robert Eggers, 2015). En el caso que nos ocupa con El secreto del bosque de los sueños, será Manyou, la maga, la que ponga un nuevo orden en todo este desconcierto tradicional, dotando a su personaje de una dimensión única, de espíritu de superación mediante el aprendizaje, el conocimiento del mundo que le rodea y el análisis de la situación política. Ella y su equipo serán empujados a la inmersión en una situación que les supera y que sacará lo mejor de cada uno de ellos. Si algo nos ha recordado Juego de Tronos, por que saber ya lo sabíamos con solamente abrir un periódico, es que las luchas de poder son tan antiguas como la propia aparición de la civilización y siempre estarán ahí. Para que pueda haber poderosos a la fuerza tiene que haber súbditos subyugados a sus designios (¿divinos?). Manyou tendrá que atravesar obstáculos físicos y éticos para encontrar su sitio en esta epopeya de ficción. En este período de aprendizaje influirán notablemente el grupo de personajes con los interactuará, que la pondrán en su sitio sacando de ella la verdadera fortaleza para solucionar todo tipo de entuertos. En la lucha hacia su madurez y, dejando en una vía paralela la trama política y confidencial de la narración, la autora nos introduce en lo que, seguramente, es el mayor acierto de la obra: el bosque de los sueños. En este punto es donde Rosario Jiménez saca la artillería pesada para jugar con pinceladas de El bosque prohibido de Harry Potter o de localizaciones de La historia interminable, de Dentro del laberinto, de Willow, de La princesa prometida, de Cristal oscuro, de Legend, etc. El bosque como metáfora del hermetismo, del secreto inabarcable, de la perdición, de la desorientación, del reto, de la oscuridad… será aquí donde la autora nos ofrezca una amplia paleta de situaciones genuinamente fantásticas. El bosque cobrará vida y abofeteará a sus visitantes con todo tipo de peripecias y desventuras. El secreto del bosque de los sueños de Rosario Jiménez Roque es una fábula, principalmente juvenil, rauda en la acción y en los diálogos, que no frena la narración en ningún momento con extensos arcos expositivos o descriptivos. La autora nos ofrece un simpático vehículo de entretenimiento con una actriz principal con destacables dotes de empatía y cercanía con el lector. La sencillez de la propuesta unida a un fondo ligero de conversaciones entre los diferentes personajes crean una fábula que, aun teniendo margen de mejora en sucesivas entregas, es muy loable. Que no se nos olvide dar un pequeño tirón de orejas a la editorial por no haber limpiado el texto de algunas incongruencias y erratas que se le han escapado a la autora y al corrector de textos. Recordemos que dichos lapsus al lector más exquisito le sacan de la magia de la lectura… otros, son más permisivos. En conclusión, tenemos un texto destinado a un público con ganas de fantasear por mundos alternativos plagados de personajes con historias interesantes que contar y reivindicar. Esperamos que los lectores se encuentren cómodos en este misterioso y sorprendente bosque de los sueños y que con él puedan disfrutar de sus secretos y realidades ocultas. Él espera paciente a la llegada de sus huéspedes. ¿Te atreves a entrar?

hace 5 años