Hace más de quince años abrí el manuscrito de un monje de la Edad Media, Le Pèlerinage de Vie Humaine (El Peregrinaje de Vida Humana), y mi vida tomó un rumbo desconocido y mágico. El universo de las estampas, de las que intenté entender los símbolos, me reveló un mundo olvidado que transmite un conocimiento esencial, el de uno mismo. Esa aventura me convirtió en un ser diferente. Me llevó a apartar la arena que obstruye el paso de la vida para encontrar el polvo de oro de mi humanidad. El monje avisa a cada lector que abre su libro: Lector, ten cuidado, tú, quien va a leer este libro. Al final de la obra, ya no serás el mismo".Esta historia es demasiado importante para mantenerla en secreto. Concierne a cada uno de nosotros, sólo soy el vínculo entre el monje y vosotros. Todos los pequeños y los grandes secretos, las sonrisas del peregrino, sus luces y sus regalos del cielo, os los entrego para que los utilicéis, pues cada uno de sus pasos, si los hacéis vuestros, será una llave de vida".