No soy ningún fanático de la novela negra, pero esta serie me resultó tan buena, que me tuve que enganchar a ella.
Mankell es un maestro que ha sabido dar un giro de tuerca al género policiaco. Un extraordinario escritor, que tiene el toque o el don especial que muy pocos consiguen alcanzar en el arte de narrar.
Esta primera entrega en la que ya aparece el inspector Wallander, no es la mejor de sus obras, claro está, pero ya se van sentando las bases de lo que muy pronto está por llegar.
El autor nos presenta a un policía atormentado por su separación; un tipo triste con problemas personales y familiares, que bebe alcohol y tiene tendencia a engordar.
La investigación y el caso en el que se ve inmerso -la novela quiero dejarlo claro que es policial y con denuncia social- es lo que menos me importó de la narración.
Lo que más me llamó la atención del libro fue este singular y auténtico personaje.
Un ser humano tremendamente real: lleno de manías, rarezas, y que no se sabe muchas veces comunicar.
Capaz de lo mejor y de lo peor; imperfecto tanto por sus grandezas como por sus miserias; y que encuentra en su duro trabajo una vía de escape por la que poder transitar.
La provincia sueca y la población de Ystad, en particular, son también muy dignas de resaltar.
Es sin lugar a dudas, la primera pieza o eslabón de una gran saga policial.
hace 5 años
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